Coaching de vida. ¿Por dónde empiezo?
No es terapia. Y no, tampoco es un espacio para superar traumas del pasado.
El coaching de vida es una herramienta para entenderte mejor, definir lo que realmente quieres y actuar para conseguirlo.
No es terapia.
No es asesoramiento.
Y no consiste en que alguien te diga qué hacer.
Es un espacio de reflexión donde te conviertes en el protagonista de tu propio crecimiento.
El papel del coach de vida es hacerte preguntas que te lleven a encontrar las soluciones tú mismo. Es como un acompañante en un viaje donde el mapa y el destino los eliges tú, pero con alguien que te ayuda a mirar las rutas desde otra perspectiva.
¿Qué NO es el coaching de vida?
El coaching de vida no es terapia.
El coaching de vida no es un espacio para procesar traumas del pasado.
Tampoco es asesoramiento o consultoría, donde alguien te dice qué debes hacer.
Un coach no te dará soluciones mágicas ni consejos universales. Su objetivo no es diagnosticar ni resolver tus problemas por ti, sino guiarte para que descubras tus propias respuestas. Tampoco es un lugar donde recibirás respuestas claras o pasos exactos sobre qué hacer con tu vida. Un coach no te dirá qué decisiones tomar, no impondrá su visión ni te dará una solución universal a tus problemas.
En lugar de eso, el coaching de vida es un proceso colaborativo que se centra en el presente y el futuro. Su propósito no es revisar el pasado en profundidad, sino ayudarte a identificar dónde estás ahora, hacia dónde quieres ir y cómo puedes avanzar. Se trata de guiarte mediante preguntas reflexivas, nuevas perspectivas y herramientas prácticas para que seas tú quien encuentre tus respuestas y diseñe el camino que desea recorrer.
Es importante entender que el coaching no sustituye otros enfoques de crecimiento personal o emocional. Más bien, es una herramienta complementaria, diseñada para personas que desean claridad, foco y acción en sus metas o en alguna área específica de su vida.
¿Cómo funciona el coaching de vida?
El proceso suele ser sencillo pero profundo:
- Punto de partida: Reflexionas sobre dónde estás en tu vida y qué áreas quieres trabajar, ya sea tu carrera, tus relaciones, tus emociones o tus metas.
- Definir objetivos claros: El coaching te ayuda a pasar de “quiero cambiar algo” a definir exactamente qué deseas cambiar.
- Descubrir bloqueos: A menudo, no avanzamos porque algo nos limita: miedos, dudas o creencias. El coach te ayuda a identificarlos y enfrentarlos.
- Diseñar un plan de acción: Concretar pequeños pasos que te acerquen a tus objetivos, siempre respetando tu ritmo.
- Seguimiento y ajuste: No todo sale perfecto desde el inicio. El coaching te ayuda a revisar tu avance, ajustar estrategias y seguir adelante.
Todo esto ocurre a través de sesiones conversacionales, donde el foco está en escucharte a ti mismo.
¿Qué puedes esperar del coaching de vida?
No se trata de cambiarte, sino de sacar la mejor versión de quien ya eres.
Estos son los beneficios más comunes:
- Mayor claridad: Saber qué quieres y hacia dónde dirigirte.
- Confianza renovada: Desbloquear creencias limitantes te ayuda a confiar en ti y en tus decisiones.
- Gestión emocional: Aprendes a observar y entender tus emociones sin dejar que te frenen.
- Acción concreta: En lugar de quedarte en las ideas, empiezas a avanzar paso a paso hacia tus metas.
Algunas herramientas que te pueden ayudar por el camino
Hay libros y recursos pueden ser un gran complemento en el proceso de coaching de vida.
Los libros que más me han inspirado:
- “El poder del ahora” de Eckhart Tolle, puedes comprarlo aquí.
- “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen Covey.
Otras herramientas que me han ayudado:
- Diarios de reflexión. Yo uso este diario que me ayuda mucho en mi día a día.
- Aplicaciones de mindfulness, como Intimind
No reemplazan el acompañamiento de un coach, pero te ayudan a profundizar, explorar nuevas ideas y mantenerte motivado entre sesiones.
Lo importante es elegir lo que resuene contigo y usarlo como un impulso para avanzar.
Mi opinión sobre hacer coaching de vida.
El coaching de vida es una herramienta increíblemente útil.
Pero requiere compromiso. No esperes soluciones instantáneas ni varitas mágicas. Es un proceso que toma tiempo y esfuerzo.
Y eso está bien.
Las cosas valiosas suelen ser así.
Para quien busca claridad o se siente estancado, el coaching puede marcar una gran diferencia. Ayuda a ordenar ideas, establecer metas realistas y tomar decisiones con confianza. No es fácil al principio. Mirar hacia dentro puede resultar incómodo. Pero cuando superas esa barrera, todo empieza a fluir.
En cuanto al tiempo, depende de ti y de tus objetivos. Algunas personas necesitan solo unas pocas sesiones para avanzar. Otras prefieren trabajar durante meses en metas más profundas.
La clave está en tu disposición para reflexionar y actuar.
Desde mi experiencia, el coaching es efectivo porque se adapta a ti. Cada proceso es único, pero algo siempre se repite: sales de cada sesión con más claridad, enfoque y motivación. Es como desatar nudos mentales que antes parecían imposibles.
Eso sí, no hace milagros.
Los cambios vienen de tus ganas de crecer y de hacer el trabajo.
En resumen.
No es fácil, pero vale la pena.
Si estás listo para salir del estancamiento y construir una versión mejorada de ti mismo, el coaching es un gran aliado.
Con cariño,
Olivia.