Cómo influye la luna en nuestra vida íntima (y por qué deberíamos prestarle más atención)

Cómo influye la luna en nuestra vida íntima (y por qué deberíamos prestarle más atención)
¿Cuánto hace que no miras a la luna?

No sé tú, pero yo siempre he sentido una fascinación especial por la luna. Tiene algo hipnótico, algo que te atrapa y te hace querer quedarte mirándola en silencio. Pero no fue hasta hace unos años, cuando comencé a profundizar en la astrología, que entendí que la luna no solo ilumina nuestras noches: también tiene una influencia directa en cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos y, sí, cómo vivimos nuestra intimidad.

Aunque no siempre lo tengamos presente, la luna es un reloj natural que marca ciclos, nos afecta emocionalmente y despierta energías que a veces no sabemos explicar. Por eso, quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre cómo sus fases pueden cambiar no solo nuestro ánimo, sino también nuestras relaciones más cercanas. Y quizás, al final, incluso te animes a preguntarte: ¿cómo está influyendo la luna en tu vida ahora mismo?

La luna como espejo de nuestra energía

La luna tiene fases, y esas fases nos afectan de maneras que a veces no somos capaces de verbalizar. ¿Nunca te ha pasado que en ciertos días del mes te sientes con más energía, más conectada o, al contrario, completamente agotada y reflexiva? Eso no es casualidad. La luna actúa como un espejo de nuestras emociones y de nuestras necesidades más profundas.

Por ejemplo, la luna llena. Todos sabemos que es la fase más intensa, la que tradicionalmente está asociada con locura, pasión y caos. Pero, ¿por qué? Porque es el momento en el que la luna está en su punto máximo de luz, y esa intensidad se refleja en nosotros. Hace poco, durante una luna llena particularmente brillante, salí a caminar de noche. Me sorprendió lo activa que estaba mi mente, cómo de repente recordaba cosas que había guardado en un cajón mental durante semanas. Fue como si la luna me obligara a enfrentarme a mí misma, a lo que llevaba tiempo ignorando.

Por otro lado, la luna nueva tiene un efecto completamente diferente. Es silenciosa, introspectiva, como ese susurro que te invita a sentarte contigo misma y preguntarte: “¿Qué quiero? ¿Qué necesito dejar atrás?”. Me acuerdo de una noche de luna nueva en la que, después de semanas de estrés, decidí escribir una lista de intenciones. Nada complejo, solo cosas simples que quería para mí: más calma, más conexión con mi pareja, menos ruido en mi vida diaria. Y fue curioso, porque a partir de ahí, sin darme cuenta, empecé a tomar decisiones que iban en esa dirección.

¿Qué tiene que ver la luna con nuestra vida íntima?

La conexión entre la luna y nuestra vida íntima es mucho más profunda de lo que solemos pensar. En astrología, la luna rige las emociones, el instinto y lo que necesitamos para sentirnos seguras y conectadas. No es casualidad que en momentos de tensión o desconexión, una luna llena pueda intensificar todo, mientras que una luna menguante nos invite a soltar y reconectar desde la calma.

Piensa en tus relaciones. ¿Te has dado cuenta de que hay días en los que te sientes más abierta, más dispuesta a compartir y conectar, y otros en los que solo necesitas tu espacio? Las fases de la luna no son responsables de todo, claro, pero actúan como una especie de amplificador de lo que ya llevamos dentro.

Recuerdo una conversación con una amiga que me contaba cómo, durante una luna creciente, decidió enfrentar una conversación pendiente con su pareja. Estaban en un punto donde las cosas parecían estancadas, y esa energía de crecimiento y movimiento la impulsó a decir lo que sentía. ¿El resultado? No fue una conversación fácil, pero marcó un antes y un después en su relación.

Cómo puedes usar las fases de la luna en tu vida diaria

No necesitas ser experta en astrología para empezar a observar cómo la luna influye en ti. A veces, lo único que hace falta es detenerte, mirar al cielo y preguntarte: “¿Cómo me siento hoy? ¿Qué necesito?”. Aquí te dejo algunas ideas prácticas para empezar:

Luna nueva: Dedica este momento a reflexionar y establecer intenciones. Puedes hacerlo sola o con tu pareja. Haz preguntas como: “¿Qué queremos construir juntos?”, “¿Qué es importante para nosotros ahora mismo?”.

Luna creciente: Usa esta fase para tomar acción. Si hay algo que llevas tiempo posponiendo, como una cita especial o una conversación pendiente, este es el momento.

Luna llena: Permítete sentir todo con intensidad. Este es un buen momento para explorar tu conexión emocional y física con tu pareja, o para reflexionar sobre lo que necesitas en tu vida íntima.

Luna menguante: Libera lo que ya no necesitas. Escribe en un papel aquello que te pesa, que te incomoda, y luego quémalo o guárdalo como símbolo de soltar.

Una invitación a explorar

La próxima vez que mires la luna, tómate un momento para observar cómo te sientes. ¿Qué emociones están más presentes? ¿Qué te pide tu cuerpo, tu mente, tu corazón? Quizás descubras que hay patrones que se repiten, ciclos que hasta ahora no habías notado.

Y si sientes curiosidad, pregúntate: ¿qué fase lunar crees que refleja el momento en el que estás ahora? Puede que la respuesta te sorprenda.

Con cariño,

Oli.